lunes, 28 de noviembre de 2011

LA CIUDAD EN LA MUGRE Todo sigue igual... ¿Seguirá Peor?


¿Cuántas veces has pasado por la calle y has visto papeles tirados en el suelo? Supongo que muchas, y me atrevería a afirmar que nunca has recogido ese papel para tirarlo al bote de la basura... ¿Deberías hacerlo? Sólo en tu conciencia está la respuesta a mi pregunta. Pero de lo que sí tengo la seguridad es que ésta es una conducta adoptada por la mayoría de ciudadanos.

Hablando del caso puntual de Pereira, muchas personas tiemen por costumbre tirar la basura al suelo, cuando se han creado recipientes para d
icho propósito. ¿Cúal es, entonces la razón?
Algunas aducen a la
poca existencia de basureros cercanos al lugar donde se encuentran, puesto que personas inescrupulosas aprovechan la noche para robar los recipientes y venderlos como chatarra. Otros dicen que se les olvida y que ante las necesidad de deshacerse de los desechos, los dejan caer al piso y se olvidan del asunto.

Pero como en toda conducta, hay personas que actúan adecuadamente, y otras no tanto. Todavía hay personas que buscan los recipientes para
eliminar la basura y que tratan de conservar su entorno limpio.

¿Qué sucede entonces con esta actitud? Son muchas las causas que influyen en esta conducta indiferente hacia la basura . Tampoco pretendo que nos convirtamos en el "Capitan Planeta" de un día para otro, pero quiero mostrar un poco el panorama de lo que a mi modo de ver se está convirtiendo en la ciudad en la mugre.



En primer lugar, siempre se ha establecido desde la empresa de aseo, horarios en que las personas del sector residencial pueden sacar su basura para que sea recogida por los carros recolectores. Sin embargo, desde el día anterior, o el mismo día de la recolección a primera hora, la gente coloca sus resíduos en lugares no adecuados, exponiéndolos a que sean esparcidos por habitantes de calle que buscan objetos reciclables, perros callejeros y gallinazos.

En segundo lugar, las esquinas y lotes abandonados (hablando de los lugares no adecuados para la basura) se han convertido en los lugares preferidos de habitantes perezosos y algo irresponsables (con todo respeto)para arrojar los residuos. Además de los inconvenientes que acabé de mencionar, dan un mal aspecto al espacio, generan malos olores y la po
sibilidad del brote de enfermedades cerca a dichos lugares.

En tercer lugar, se supone que se ha planteado un comparendo ambiental, del cual, creo que muy pocas personas han oido mencionar ( hago referencia a la LEY No 1259 DE 2008. Sin embargo, éste tiene unas reglas claras que podrían ayudar a aliviar un poco esta problemática en la ciudad, al penalizar pedagógicamente, en primera instancia, y si la persona es reincidente, se le dará una sanción económica desde dos salarios mínimos (en el caso de una persona natural), hasta veinte o incluso el sellamiento de los inmuebles, en el caso de unas persona jurídica. Y la ejecución de dicho comparendo, se realiza mediante la denuncia de la comunidad
a través de las línea 112 de la Policía o la 110 de Atesa empresa de Aseo; además de disponer de una plataforma en la página web de la empresa en donde se pueden subir archivos fotográficos y los datos de dicha denuncia.


Sin embargo, volvemos al mismo punto. Aunque están los mecanismos para controlar dicha problemática, y hay campañas para concientizar a las personas del grave daño que se causa con dicha actitud al medio ambiente, hay pereiranos que siguen cayendo en el error de no saber darle buen manejo a la basura...¿por qué ésta sigue siendo la ciudad en la mugre? Sencillamente porque todo comienza desde nuestro hogar. Todo comienza desde el cambio de los hábitos más sencillos. Si nosotros no comenzamos dando el ejemplo, nuestros hijos, sobrinos, y demás conocidos no botarán sus residuos en el lugar que corresponde. Créanme que he visto niños que les preguntan a sus papás en dónde arrojar la basura, y ellos les dicen que la tiren al piso. Como también hay chicos que regañan a sus padres por tirar los papeles al suelo, y les dicen que los tiren en la caneca.

Entonces es hora de cambiar las costumbres y aunque nos cueste algo de trabajo, tratar de mantener el entorno, no sólo por los demás, o por evitar sanciones que no soportaría cualquier bolsillo, sino también por nosotros mismos, por nuestra salud, y por nuestro papel como ciudadanos, que deben defender la conservación de los espacios vitales.

Así que depende de nosotros no seguir perteneciendo a la ciudad de la Mugre, en donde nadie se preocupa por nada, y contamina todo lo que le rodea, sin pensar que más adelante, pagará el precio por su descuido y desidia.

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